Ya me había acostumbrado a comprar los botellas de agua mineral en el super y esto de beber directamente del grifo es toda una novedad.
Los niños mayores tampoco están acostumbrados y cada vez que tenían ser empleaban un vaso diferente, con lo cual, cuando iba a fregar los platos había 27.000 vasos (sospecho que en Palma bebían "a morro").
A raíz de todo esto a papá se le ocurrió comprar vasos de colores y que cada uno tuviera el suyo y hacerse responsable de él (eso significa lavarlo si hace falta). Y así, además, lo de los colores aprovecharlo para tenerlo asignado y ser siempre el mismo y a la hora de hacer un planning o cualquier otra cosa ya sabemos que color es cada uno.
Así, papá es azul, mamá rojo, el nº 1 es lila, la nº 2 naranja, el nº 3 verde y el nº 4 amarillo.
Pensamos que quien sacaría más partido de eso sería el niño número 3 porque podríamos explicarle cosas, establecer propiedades (el coche de papa es azul, el delantal de mamá rojo,...)
Sólo se lo explicamos una vez y lo cogió al vuelo, a partir de ahí todo era del color de alguien y lo repetía sin cesar. Las bolas de sus juguetes ya no son rojas y verdes, son mamá y Caku (que es él, misteriosamente).
Al principio nos hizo gracia y le íbamos preguntando colores y el decía "papá", "tete", "Caku", ...
Después pasó que si el comía tenía que ser en un plato verde, los coches amarillos pasaron a ser automáticamente del niño nº 4, el patito de la bañera, también. Si cogía un globo en algún restaurante siempre era verde y le traía a su hermano uno amarillo y hasta nos reñía si alguno bebía en un vaso de otro color.
Pero la cosa ya se puso seria cuando un día, después de comer pidió un yogurt de postre y se lo dimos.
Se puso a llorar diciendo "papá, papá" y no entendíamos que pasaba.
¿Que papá se lo de? No
¿Que papá se lo coma? No
......................
Al final (pero muy al final) y gracias a que la niña nº 2 sacó otro yogurt de otro color y el peque gritó "Caku" (o sea, él) entendimos que el yogurt de la niña nº 2 era verde (es decir, suyo) y el que le habíamos dado a él era azul (osea, de papá)
Y es que creo que hemos creado un monstruo, jajaja
Reedito: Dos meses después, por fin le sacamos partido a lo del código de colores y ahora sus juguetes van marcados con cintas de su color para saber cual es que quien.